Archivo de abril 2016

EL QUIJOTE Y EL BIG BANG

El «golpe» que aparece en el minuto 00,32 de este episodio del programa «José Mota Presenta»

me recordó a un pasaje del Capítulo XXII de la primera parte de El Quijote, «De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados que, mal de su grado, los llevaban donde no querían ir»:

«Llegó, en esto, la cadena de los galeotes, y don Quijote, con muy corteses razones, pidió a los que iban en su guarda fuesen servidos de informalle y decille la causa, o causas, por que llevan aquella gente de aquella manera.
 
Una de las guardas de a caballo respondió que eran galeotes, gente de Su Majestad que iba a galeras, y que no había más que decir, ni él tenía más que saber.
 
-Con todo eso -replicó don Quijote-, querría saber de cada uno dellos en particular la causa de su desgracia.

Añadió a éstas otras tales y tan comedidas razones, para moverlos a que dijesen lo que deseaba, que la otra guarda de a caballo le dijo: -Aunque llevamos aquí el registro y la fe de las sentencias de cada uno destos malaventurados, no es tiempo éste de detenerles a sacarlas ni a leellas; vuestra merced llegue y se lo pregunte a ellos mesmos, que ellos lo dirán si quisieren, que sí querrán, porque es gente que recibe gusto de hacer y decir bellaquerías.
 
Con esta licencia, que don Quijote se tomara aunque no se la dieran, se llegó a la cadena, y al primero le preguntó que por qué pecados iba de tan mala guisa. Él le respondió que por enamorado iba de aquella manera.
 
-¿Por eso no más? -replicó don Quijote-. Pues, si por enamorados echan a galeras, días ha que pudiera yo estar bogando en ellas.
 
-No son los amores como los que vuestra merced piensa -dijo el galeote-; que los míos fueron que quise tanto a una canasta de colar, atestada de ropa blanca, que la abracé conmigo tan fuertemente que, a no quitármela la justicia por fuerza, aún hasta agora no la hubiera dejado de mi voluntad».

Yo no sé si El Quijote es una especie de Big Bang literario, que todo lo que sucede en el universo de la creatividad «discursiva» acaba señalando hacia él. De lo que sí estoy convencido es de que es uno de esos libros lo suficientemente grandes como para poder hacerse, a la vez, tan pequeños como uno quiera y seguir inspirando, desde una tesis doctoral a una parodia televisiva, cuatro siglos después de ver la luz.

Vayan estas líneas como pequeño homenaje a Miguel de Cervantes, un autor que siempre creí insufrible y que ha resultado ser sorprendentemente «amigable», y a ti también, profe: te ha costado cuarenta años, pero has terminado por salirte con la tuya.

Fuente: spanisharts.com

PROMETEO

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Un día de picnic en la campiña inglesa. La nota de color la pone un globo a punto de aterrizar que atrae las miradas de todos. A la distancia que se encuentra del suelo se observa sin esfuerzo que la barquilla está ocupada por un niño y un adulto concentrado en hacer alguna maniobra con el cordaje. De repente se levanta un viento racheado. La primera ráfaga coge desprevenido al adulto y lo arroja fuera de la barquilla, sin causarle daño significativo; la segunda comienza a arrastrar el globo, aún cerca del suelo. Como espoleados por un latigazo electro-químico, un grupo de hombres que parecen brotar de todas partes a la vez se precipita hacia el globo y todos, siguiendo el impulso común, se cuelgan de la barquilla, donde el niño ha explotado en un llanto histérico. Conforme el dolor muscular producido por el esfuerzo va devolviendo a cada uno la conciencia de sí mismo va reapareciendo el pensamiento y, con él, un nuevo instinto empieza a golpear también la puerta de la conciencia. Cada uno sabe que, si todos aguantan, por más que arrecie el viento el globo no podrá despegar y acabará por enredarse en las ramas de los árboles, que detendrán finalmente su curso errático sobre la explanada. Pero el cansancio o el miedo empiezan a estrechar su cerco sobre este grupo de hombres y uno se suelta; pronto le seguirá otro y, poco después, otro más. El peligro resulta progresivamente amenazador para los que resisten; cada vez que uno de ellos abandona el globo éste pierde lastre y parece ganar altura con velocidad creciente; pronto resultará tan fatal quedarse como saltar, quizás tan pronto como el tiempo de un parpadeo.

Se trata del planteamiento más crudo y más directo que conozco del dilema del mamífero: ¿cuánto doy a favor del grupo que me sostiene y cuánto me quedo para mí? Así lo presentaba el escritor británico Ian Mc Ewan en su novela “Enduring love”, que arranca con el episodio del globo que he referido, aunque luego continúa su marcha por otros derroteros. Corría el año 2007, antesala de la crisis financiera mundial, y entonces era una cuestión de actualidad; hoy día lo es aún más, si cabe. Como muestra, este mes de abril parece venir cargado de oscuridad:

Según un informe que Unicef acaba de publicar:

“La desigualdad infantil en España en función de los ingresos de las familias nos sitúa a la cola de los países desarrollados.

Somos el sexto país con más desigualdad infantil en materia económica de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y el cuarto de la Unión Europea (UE), tan solo por delante de Rumanía, Bulgaria y Grecia”.

https://www.unicef.es/actualidad-documentacion/publicaciones/equidad-para-los-ninos-el-caso-de-espana

En este contexto tan lamentable se da, como una botella dentro de otra, la pobreza energética, que se puede definir como “la dificultad o la incapacidad de mantener la propia vivienda en las condiciones adecuadas por razones económicas”. Los datos de otro informe, presentado el pasado día 14, también son desalentadores:

“La Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) ha presentado este jueves en el auditorio de Mediab-Prado de Madrid su 3er estudio de pobreza energética ‘Pobreza, vulnerabilidad y desigualdad energética. Nuevos enfoques de análisis’ que desvela que 5’1 millones de personas en España, el 11 % de los hogares, son incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno, lo que ha supuesto un incremento del 22 % en tan solo dos años, fecha del último estudio”.

http://www.cienciasambientales.org.es/index.php/noticias/567-3er-estudio-pobreza-energetica-en-espana-nuevos-enfoques-de-analisis.html

En el año 2013, el llamado “Decreto de pobreza energética de Cataluña” pretendió aliviar mínimamente esta situación en el ámbito regional mediante una propuesta tan tímida como prohibir a las compañías de luz y gas que, en caso de impago, cortaran el suministro de energía a personas económicamente vulnerables durante los meses de invierno, pasados los cuales aquéllas tendrían que abonar la totalidad de la deuda contraída. El Gobierno central recurrió la citada norma ante el Tribunal Constitucional y éste acaba de dictar una sentencia que acoge la postura del Gobierno y, en defensa de la “unidad de mercado”, declara la nulidad del decreto por invadir competencias estatales.

Es digno de mención el voto particular de uno de los magistrados:

“Invito a reflexionar sobre si el papel de los juristas y en especial de los jueces constitucionales en la sociedad actual va más allá del positivismo formalista y sobre si un sistema que, por perfecto que parezca en términos de simetría lógica, subordine su mantenimiento y funcionamiento a la marginación o exclusión social de parte de su población, tiene cabida en un régimen jurídico-constitucional que se define como social y democrático”.

http://blogs.20minutos.es/la-energia-como-derecho/2016/04/15/la-pobreza-energetica-y-la-sentencia-del-constitucional/

http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/tribunal-constitucional-anula-plan-pobreza-energetica-catalunya-5038654

Pues, ya que estamos hablando de energía calorífica, yo me permito invitar al amable lector a otra reflexión mucho más elemental: ¿habría el desarrollo de la Humanidad el mismo caso de que, en sus albores, sólo unos cuantos hubieran logrado guardarse el fuego para sí?

Llegados al punto en que nos encontramos, me temo que esto ya sólo lo arregla Prometeo.

 

Imágen: Wikipedia (Óleo en lienzo de Heinrich Friedrich Füger: Prometeo lleva el fuego a la humanidad; ca. 1817)


Una frase:

"El tiempo es lo que impide que todo suceda de golpe."

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