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PANDEMIA

Jean-Jaques-Rousseau (1)

<<Grocio niega que los poderes humanos se hayan establecido en beneficio de los gobernados, citando como ejemplo la esclavitud. Su constante manera de razonar es la de establecer siempre el hecho como fuente del derecho. Podría emplearse un método más consecuente o lógico, pero no más favorable a los tiranos.

Resulta, pues, dudoso, según Grocio, saber si el género humano pertenece a una centena de hombres o si esta centena de hombres pertenece al género humano. Y, según se desprende de su libro, parece inclinarse por la primera opinión. Tal era también el parecer de Hobbes. He allí, de esta suerte, la especie humana dividida en rebaños, cuyos jefes los guardan para devorarlos.

Como un pastor es de naturaleza superior a la de su rebaño, los pastores de hombres, que son sus jefes, son igualmente de naturaleza superior a sus pueblos. Así razonaba, de acuerdo con Filón, el emperador Calígula, concluyendo por analogía, que los reyes eran dioses o que los hombres bestias.

El argumento de Calígula equivale al de Hobbes y Grocio. Aristóteles, antes que ellos, había dicho también que los hombres no son naturalmente iguales, pues unos nacen para ser esclavos y otros para dominar>>.

Así razonaba Rousseau cuando trataba de definir el objeto de la investigación que iba a emprender en “El contrato social”.

<<Ya en épocas remotas –existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo- se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe”, superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia: desde que Mendel formulara sus famosas “Leyes” nadie pone ya en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual, no sólo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación>>.

Esto afirmaba un joven presidente de la Diputación de Pontevedra, llamado Mariano Rajoy, en un artículo publicado en el diario El Faro de Vigo, allá por 1984, y creo que nadie puede negar un claro paralelismo entre lo que Rajoy defendía a finales del s. XX y lo que Rousseau combatía en el Siglo de las Luces como fuente de la tiranía.

Seguramente es injusto confrontar a cualquiera con lo que pensaba hace media vida. No sé qué opinaría ahora nuestro Presidente del Gobierno en funciones de lo que sostuvo entonces, ni me importa demasiado su postura personal al respecto, pero ya que sale a relucir la genética, no puedo evitar preguntarme si el talante del texto de Rajoy puede servir de muestra de un cierto “supremacismo” engranado en el ADN del PP como mal “sistémico” del partido, esa sombra de la personalidad que tiñe muchas comparecencias de sus líderes de un tono entre inhóspito y chulesco de: “¿Explicar yo? Yo no tengo por qué explicarle nada y, además, usted no lo iba a entender”.

Y a continuación me pregunto si en el “establecer siempre el hecho como fuente del derecho” al que alude Rousseau, tan característico de quien cree ser uno de los “elegidos”, no está precisamente el germen de esa pandemia que se ha ensañado con lo que fue el patrimonio común de todos los españoles de «buena estirpe» o no, una pandemia de nombre «corrupción».

corrupción

Para quitarme el mal sabor de boca que me han dejado estas líneas, y para no seguir mezclando licores, terminaré con un poco más de Rousseau:

Aristóteles tenía razón, sólo que tomaba el efecto por la causa. Todo hombre nacido esclavo, nace para la esclavitud, nada es más cierto. Los esclavos pierden todo, hasta el deseo de su libertad: aman la servidumbre como los compañeros de Ulises amaban su embrutecimiento. Si existen, pues, esclavos por naturaleza, es porque los ha habido contrariando sus leyes: la fuerza hizo los primeros, su vileza los ha perpetuado.

Fuentes:

El contrato social – Editado por elaleph.com

http://www.huffingtonpost.es/2014/02/25/articulo-rajoy_n_4854338.html

Imágenes:

concienciapublica.com

centrodedebate.es

DE JOSÉ MOTA Y FERNANDO VII

 

A través de Bartolo el siguiente sketch del programa «José Mota Presenta» explica mucho mejor de lo que yo lo hice – v. https://escritodesdelastripas.wordpress.com/2015/03/25/paradojas-temporales-o-no/ – cómo, si pudiéramos retroceder en el tiempo, el futuro influiría en el pasado y éste, a su vez, condicionaría el futuro de forma que ambos habrían de ser necesariamente coherentes en su mutua ligazón, lo que excluiría cualquier paradoja temporal de las que se suelen asociar a tales viajes. Pero basta de palabras:

 

¡Bravo por el humor inteligente!, ese cascanueces que puede incluso con la dureza de la Física teórica.

Por razones que el amable lector comprenderá enseguida, aprovecho para insertar el sketch sobre las promesas electorales del Sr. Rajoy que TVE ha decidido eliminar en la reposición de uno de los capítulos  de «La hora de José Mota»:

Al parecer, según TVE, la supresión se debe a motivos «estratégicos»; http://www.vertele.com/noticias/por-que-quita-tve-los-gags-de-rajoy-en-las-reposiciones-de-jose-mota/.

Si atendemos a la tercera acepción que la RAE recoge para el término «estratégico» y consideramos la proximidad de la primera cita electoral que los españoles afrontaremos en breve, la explicación del Ente resulta bastante verosímil:

3. adj. Dicho de un lugar, de una posición, de una actitud, etc.: De importancia decisiva para el desarrollo de algo.

Y ahora, a donde yo quería ir a parar después de tanto prolegómeno: tenemos ante nosotros un horizonte lleno de prodigios que sólo los sueños más ambiciosos eran capaces de vislumbrar hasta hace nada:  hemos alcanzado la certeza de que, contra todo pronóstico, SÍ es posible pulverizar la barrera del tiempo.

¡Amantes de los viajes temporales, incondicionales del Ministerio del Tiempo: votad al PP y, de golpe, todos seremos catapultados a la época de Fernando VII! ¡¡¡ Vivan las «caenas»!!!

EL PERRO DEL HORTELANO

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El perro no es un animal vegetariano, por eso no se come los productos de la huerta de su amo ni tampoco permite que otros animales se los coman, de ahí el dicho popular “el perro del hortelano ni come ni deja comer”, que da nombre a la conocida comedia de Lope de Vega. En ella la displicente condesa Diana no puede amar a Teodoro, debido al abismo social que existe entre ambos, pero tampoco puede dejar que otras lo amen.

“El Gobierno no puede arreglarlo todo”  ha afirmado hace poco nuestro Presidente. Desde luego, lo primero que tengo que decir es que estoy gratamente sorprendido de que el Sr. Rajoy dé testimonio público de sus limitaciones; salvo error mío, hasta ahora no había hecho semejante cosa, al menos no sin añadir alguna coletilla para echarle la culpa a otro. Es esperanzador que tan robótico personaje empiece a mostrar algún rasgo de humanidad en público. Ojalá esto fuera la antesala de una toma de conciencia de sus propias contradicciones.

A los hechos me remito: el partido que sostiene a su Gobierno ha hecho  todo lo posible por limitar la información pública en asuntos de interés general, no sólo utilizando su mayoría parlamentaria para vetar comisiones de investigación que le son incómodas, sino alumbrando una ley de transparencia agonizante que necesitaría con urgencia una donación de sangre en su misma cuna; también ha limitado nuestro derecho a protestar utilizando como mordaza una Ley de Seguridad Ciudadana por la que algún organismo internacional ya nos ha sacado los colores; además está el mimo exquisito con que la fiscalía viene tratando a los presuntos delincuentes de “buena estirpe”, probablemente instruida al efecto por el Gobierno en un intento escandaloso de limitar la igualdad de todos ante la ley, puesto que todos merecemos el mismo “mimo”; esto por no hablar de la limitación al derecho de acceso a los Tribunales impuesta por el engendro de las tasas judiciales, que convirtió a la Marca España en el oprobio de nuestro entorno jurídico y ha dejado graves heridas abiertas, pese a la celeridad electoralista con que se acaba de enmendar; paralelamente el Gobierno limitaba los derechos de los trabajadores mediante una reforma laboral que, no sólo limita la eficacia de la negociación colectiva, sino que, pasando por un simple ropaje formal que no pasa de “taparrabos”, permite al empresario “confiscar” parte de la retribución de sus asalariados ante simples expectativas adversas de negocio; eso a la vez que se limitaban todo tipo de prestaciones sociales con recortes drásticos; lo anterior con abuso adictivo del  Decreto-Ley, limitando también, ya puestos, lo que debiera ser el curso ordinario de la actividad parlamentaria; finalmente, o primeramente, según se vea, en agosto de 2011, como gimnasia de calentamiento, el PP, en infame coautoría con el PSOE, entonces en el Gobierno, ya había sentado las bases de esos futuros recortes, sociales y morales, a través de la reforma, con “veraneidad” y alevosía, del art. 135 de la Constitución, que desde entonces otorga “prioridad absoluta” al pago del capital e intereses de la Deuda Pública, lo que no sólo permite, sino que, en determinadas circunstancias, podría “condenar” a futuros gobiernos a convertir en papel mojado los llamados “derechos sociales” recogidos en el propio texto constitucional. Si por el Sr. Rajoy fuera, limitaría incluso la existencia de la oposición política; ya en el debate sobre el estado de la nación se permitió insultar a Pedro Sánchez y le llegó a espetar: “no vuelva a venir por aquí ni a hacer nada”, sentencia propia de un vulgar pandillero que habría supuesto el fin de la carrera política del Presidente en cualquier país con tradición democrática. Lo único que este Gobierno no ha limitado es la desigualdad social, el número de españoles barridos bajo el umbral de pobreza, cual si se tratara de la alfombra persa de la sala de juntas de la Marca España, y el “emprendimiento”, el emprendimiento de la huida de muchos al extranjero en busca de un futuro, quiero decir. Me contengo de expresar lo que pienso de todo esto, no vaya a ser que algún niño despistado acceda a esta página.

Dicho todo lo cual, me asaltan varias dudas: si el Gobierno del Sr. Rajoy nos controla mucho más intensamente que la situación de España, “el Gobierno no puede arreglarlo todo”, ¿de qué ha servido semejante empeño controlador? ¿Cómo puede justificarse el mismo? A quien ha tomado las riendas del país arrasando a los ciudadanos como lo ha hecho parece lícito exigirle que use esa misma fuerza, si no para “resolverlo todo”, sí, al menos, casi todo; sería la justa contrapartida por lo que nos ha arrebatado. Cuando ahora el Presidente, en un striptease sorpresa, reconoce sus propios límites, creo que es normal indignarse e inquietarse aún más si cabe: si quien es capaz de imponer tamañas limitaciones al espacio vital de los demás también las sufre en carne propia, ¿quién está realmente a cargo de esto? “Quis custodiat custodes?”

Esa pregunta despierta en mí los ecos de uno de los momentos literarios más electrizantes de que he disfrutado hasta ahora: se trata de un pasaje de la Narración de Arthur Gordon Pym en que éste atraviesa una pavorosa tormenta en un barquito guiado por un timonel de un aplomo tan extraordinario que no puede menos que contagiar al protagonista … hasta el momento en que éste se da cuenta, con un pavor indescriptible, de que el timonel está borracho como una cuba y de que con él se encuentra aún en peor situación que si estuviera solo en medio del mar embravecido.

Pero no, enseguida descarto esa fantasía. Según datos oficiales en 2014 el PIB de España fue de 1.058.469 millones de Euros, un botín demasiado suculento como para creer que anda por esos mares como el Holandés Errante. Sin duda alguien está manejando de verdad el timón, ¿timón quizás servido en bandeja por el Sr. Rajoy, su Gobierno y el partido que lo sostiene? En tal caso, sin duda es de esa servidumbre de donde provengan buena parte de las limitaciones con que, quizás, el Presidente trata de insinuar una justificación por el estado real en que se halla el país, más allá de la contabilidad pública.

Ahora, a las puertas de las urnas, para atraerse al elector – Teodoro, el distante Sr. Rajoy fuerza el gesto, supongo que ayudado por un calzador, y lucha con denuedo por adoptar un aire tan cercano a lo “seductor” como él es capaz: “confíen en mí, les irá bien”. Igual que el perro del hortelano, este trasunto psicológico de la altiva condesa Diana ni come (es un decir) ni deja comer (no es un decir).

Foto: sirvendi.org

 

HISTORIAS CON INTENCIÓN: EL CAMPESINO DEVOTO

Anterior: Craso (https://escritodesdelastripas.wordpress.com/2012/09/13/historias-con-intencion-craso/)

Érase un hombre muy devoto que todos los días pedía a su dios que le diera una buena cosecha. Día tras día iba al santuario de la aldea y rezaba para poder tenerla ese año. Pasó el tiempo y la cosecha no se producía y no podía entender por qué su dios no le escuchaba. Transcurrieron los días y, aunque mantenía su firme e inquebrantable devoción, nada había cambiado. Un día decidió dirigirse a su dios diciéndole:

–          Mi Señor, he venido aquí sin interrupción en días soleados y de tormenta, con frío y calor, he cumplido mis rituales correctamente, ¿por qué no me escuchas?, ¿por qué has olvidado mi cosecha?

Y entonces, ese día su dios le respondió:

–          No te he olvidado, y estoy presente cada día en tus plegarias, pero al menos ¡planta tú las semillas!

Esta anécdota, sacada de un libro de crecimiento espiritual (1), trata de ilustrar “una actitud devota y pasiva, que evita la responsabilidad y el compromiso personal, en espera de recibir alguna gracia especial” y que generalmente encierra un profundo escepticismo acerca de la propia capacidad para llevar a cabo una transformación y una gran sensación de impotencia, basada en una falta de valoración personal.

Creo que estas consideraciones, hechas a propósito de la transformación personal, son en el fondo aplicables a la consecución del cualquier reto, a la superación de cualquier dificultad. Sin ir más lejos pueden venir al pelo para explicar la devoción de nuestro ínclito Presidente hacia las recetas económicas de la llamada Troika, que ya están matando a otros países enfermos. Una devoción que, en su éxtasis místico, lleva a ese personaje a olvidar sistemáticamente, como el labrador del cuento, que, para que algo crezca, además de someterse a Dios hay que plantar semillas.

Espero equivocarme, espero que el Mariano se algo más que un incapaz, un tonto de solemnidad que para contar hasta veinte necesita quitarse los zapatos. Preferiría pensar, como muchos, que es un canalla que, de forma metódica, quiere expoliar a España en beneficio de quienes luego le devolverán el favor (2). Preferiría pensarlo porque, como dijo alguien “la maldad descansa de vez en cuando, pero la tontería no”.

¡Ay Marianico, Marianico!, ¡qué ganas tengo de verte untado de brea, emplumado y paseado, Castellana arriba, Castellana abajo, ante las multitudes! Eso sí, la brea la pagas tú, que no estamos para dispendios.

 

(1)    El placer de meditar; Juan Manzanera; Edic. Dharma

(2)    http://ataquealpoder.wordpress.com/2012/08/24/banco-malo-gobierno-malo-insurreccion-buena-2/


Una frase:

"El tiempo es lo que impide que todo suceda de golpe."

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