Archivo de noviembre 2022

ARQUEOLOGÍA DE LA SEMEJANZA (VIII) EPÍLOGO

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Faltan Amesia Sentía, Hortensia y Caya Afrania, tres mujeres que ejercieron como abogadas en la antigua Roma (por cierto, debido a la vehemencia con la que esta última defendía sus casos se promulgó la Lex Afrania, que en adelante prohibía que las mujeres ejercieran la abogacía); tampoco está Christine de Pizan, filósofa y poetisa que mantenía a su familia con su trabajo como escritora, que desde 1399 comenzó a plantear en sus obras los derechos de las mujeres y que en 1405 publicó “La ciudad de las damas”, un libro que muchos consideran embrión del feminismo; también podemos echar de menos a la viuda de Cliquot, que a principios del s. XIX, gracias a su talento para los negocios y a su intrepidez, levantó un imperio que ha llegado hasta nuestros días a partir de la discreta empresa vitivinícola que su difunto esposo gestionaba con un mediano pasar; o a Susan Anderson, “Doc Susie”, que ejerció como médico en el Oeste americano y se hizo famosa por salvar el brazo de un minero herido que un colega de aquélla consideraba inevitable amputar.

Basta un rápido paseo por la línea del tiempo para comprobar que en esta particular “arqueología” a la que hemos dedicado siete entradas faltan muchas mujeres que fueron capaces de traspasar los muros de la convención común de las diferentes épocas que les tocó vivir, en general más sólidos que los de cualquier búnker.

Aunque quizás la propia línea del tiempo no sea otra cosa que una convención más. Informándome y escribiendo sobre ellas a menudo he tenido la impresión de que estas mujeres siguen viviendo en algún repliegue de la realidad desde donde podemos traerlas para que nos ayuden a aprender a vivir y nos regalen un poco del coraje que necesitaron para ser ellas mismas. A mí al menos todas me han ayudado con las vitaminas de la esperanza y de la admiración.

Pero traerlas desde su actual morada a la realidad común es un poco como arrancar un coche (de los de antes), hay que suministrar algo de energía al motor de arranque para que el motor térmico nos devuelva mucha más. Y me temo que, por el momento, al que esto escribe se le ha acabado ese mínimo de energía que hace falta para seguir trayendo entre nosotros más mujeres tan gigantescas como las que hemos conocido en esta serie.

Las hay intrépidas, las hay benefactoras y también hay alguna profundamente antisocial, incluso hasta llegar al crimen. Pero todas ellas me han enseñado que sólo podemos encontrar fuerza y sentido en la vida desde nuestro deseo auténtico y que, en cierta forma, la versión de nosotros mismos que nace de esa autenticidad es el mejor regalo que podemos ofrecer a los demás, aunque éstos aún no lo sepan o de momento se nieguen a aceptar lo que les damos.

Lo anterior no parece nada evidente en ciertos casos, pero incluso en el fondo de alguien como “la monja alférez” podemos rastrear la pasión por la milicia y encontrar la semilla de, por ejemplo, una Anna María Tribuna, piloto militar italiana que en 2021 logró despegar del aeropuerto de Kabul a los mandos de su Hércules C-130 bajo el fuego de las ametralladoras de los talibanes para depositar unas horas después a más de un centenar de refugiados afganos, sanos y salvos, en Arabia Saudí. O en una delincuente como Pearl Hart podemos discernir el impulso aventurero que recogería, décadas más tarde, Amelia Earhart, la primera aviadora en cruzar el Atlántico poco después de la hazaña de Lindberg. Estoy convencido de que en cualquier realización humana late siempre un rescoldo de progreso.

Y de todo esto también podemos aprender que a veces, metidos en la pecera del tiempo que nos ha tocado vivir, nos puede resultar difícil reconocer los “regalos” que nos hacen personas aparentemente extrañas, incluso inquietantes, pero que vale la pena luchar contra nuestros sesgos y estar atentos a ellas, porque pueden ser, por usar la idea de Eckhart Tolle a la que nos referíamos en la primera entrada, las avanzadillas (tímidas o no tanto), de lo que luego llegará como una intensa floración.

Y ya echo la llave al cofre de las historias de mujeres pioneras. Pero sólo le voy a dar una vuelta, por si acaso.

Créditos:

En Roma hubo algunas mujeres abogadas

https://www.insidehook.com/article/history/these-are-some-of-the-most-hardcore-women-of-the-wild-west

Foto: https://www.publicdomainpictures.net/es/view-image.php?image=413738&picture=cofre-antiguo-de-arte-vintage


Una frase:

"El tiempo es lo que impide que todo suceda de golpe."

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