Leadville, Colorado, 7 de marzo de 1879. La diligencia que transporta el mineral de plata hasta Buenavista está siendo asaltada con regularidad. El sheriff Kirkham está convencido de que existe algún infiltrado que suministra a los bandidos la información necesaria sobre los envíos y ese día su paciencia se agota y decide poner fin a la situación. Se disfraza de mujer, saca billete para la diligencia como un pasajero más y ¡bingo!, un bandido aparece en medio del camino bloqueando el paso del vehículo. Kirkham saca su revólver, el bandido sale corriendo y aquél, sin dudar, lo mata de un disparo. El sheriff camina hacia el cuerpo y al empezar a registrarlo descubre que realmente se trataba de una mujer y que, además era su esposa. De esta manera Jane Kirkham se convertiría en la primera mujer que atracó una diligencia en el Oeste. Eso si no fuera porque toda esta historia tiene pinta de no ser más que una leyenda de mineros que, al margen de cualquier referencia en registros o testimonios concretos, no ha dejado más rastro que una inexplicable tumba, visible hoy en día desde la autopista 24, a muy poca distancia de varios lugares civilizados donde fácilmente se podría haber trasladado un cadáver.
——————————–
Aunque tenemos seguridad sobre lo más significativo de la vida de Pearl Hart, existen diferentes versiones acerca de muchos detalles de su historia y amplias lagunas sobre varios periodos de ésta. De soltera Taylor, nació en Lindsay, Ontario, en 1871, en el seno de una familia respetable. Cuando sus padres decidieron enviarla a un internado sin duda no tenían la menor idea de que, como en una típica historia de cuatreros, estaban accionando un cambio de agujas que desviaría completamente el rumbo de la vida de la joven, porque allí se enamoró de Frederick Hart, un individuo problemático con el que se casó y con quien mantuvo una relación jalonada por peleas, abandonos y reconciliaciones. Tuvo dos hijos con él, que en cada ocasión Pearl acabó dejado a cargo de su familia de origen para seguir su propio camino.
El año 1893 marcó un antes y un después para la pareja. Se mudaron a Chicago atraídos por las oportunidades de empleo generadas por la Feria Mundial que se celebraba en esa ciudad. Allí una representación del espectáculo de Búfalo Bill despertó la fascinación de la muchacha por la vida del salvaje Oeste, a lo que contribuyó especialmente la puntería que exhibía la campeona de tiro Annie Oakley quien, por cierto, era firme defensora de la incorporación de la mujer al ejército. En ese ambiente Hart tuvo ocasión de entrar en contacto también con las corrientes feministas que ya surgían con fuerza en la sociedad de la época, a través de las conferencias que se impartían en el pabellón de mujeres de la feria.
A raíz de aquella experiencia decidió abandonar a su marido para vivir el sueño del Oeste y puso rumbo a Trinidad, Colorado, donde se ganó la vida trabajando como cocinera, cantante y quizás como prostituta, en torno a los poblados mineros. Algunas fuentes indican que era Hart quien regentaba un burdel instalado en una tienda de campaña.
En 1898 comienza una nueva fase del periplo de Pearl Hart por el Oeste cuando conoce a un tal Joe Boot en Mammoth, Arizona, y ambos comienzan a trabajar en una concesión minera que aquél poseía. Esa actividad no debía de resultar muy rentable, porque cuando ella recibió una carta de su madre pidiéndole ayuda para comprar medicinas hubo que recurrir a un plan de emergencia para conseguir dinero fácil: Hart se insinuaría a hombres y los llevaría a su habitación, donde Boot los dejaría fuera de combate y los robaría. Al parecer esa estrategia no generó los ingresos esperados y entonces ambos socios decidieron ir un poco más allá.
El 30 de mayo de 1899 Pearl, con el pelo corto y vestida de hombre, y Boot cortaron el paso a punta de revólver a la diligencia que hacía el trayecto entre Florence y Globe, obligaron a bajarse a todos los pasajeros, los despojaron de sus pertenencias y desaparecieron en el desierto, donde acabaron por extraviarse.
Dos días después el sheriff y su partida de búsqueda los sorprendieron dormidos en un campamento improvisado y los detuvieron. Al parecer Boot se entregó sin lucha, pero Hart opuso una resistencia que no evitó su arresto. ¿El botín?: 431,20$, equivalentes a unos 14.000$ actuales y dos armas de fuego.
Hart fue trasladada a la prisión de Tucson de donde, gracias a lo endeble de los materiales de construcción, y probablemente con ayuda de alguien, escapó a través de un agujero en el muro, pero fue nuevamente detenida.
Durante su juicio Pearl reconoció el atraco, pero declaró que no consentía ser juzgada por una ley en cuya creación las mujeres no habían podido intervenir. Su abogado alegó que ella se había visto empujada al delito por el estado de necesidad de su madre y el jurado emitió un veredicto de “no culpable”, según se cuenta, hipnotizado por el poder de seducción que desplegó la joven. El juez, indignado por la decisión, consideró el veredicto inadmisible y convocó un nuevo jurado que, esta vez, encontró a Hart culpable de tenencia ilícita de armas y así fue condenada a cinco años de cárcel y enviada a la prisión de Yuma.
Lo atípico de su delito convirtió a Pearl Hart en una celebridad que logró deslumbrar a sus guardianes y al público en general. Como única mujer en una prisión de hombres tenía asignado un amplio espacio aparte, donde daba entrevistas y se dejaba fotografiar por los periodistas.
Según algunas versiones Pearl se quedó embarazada de uno de los guardianes y fue indultada por el Gobernador del estado tras cumplir sólo 18 meses de condena, pero no hay evidencias del nacimiento de este tercer hijo.
Tras salir en libertad Hart montó su propio espectáculo, donde escenificaba el atraco a la diligencia que la hizo famosa, tras lo cual trabajó bajo seudónimo en el espectáculo de Buffalo Bill.
A partir de ahí su rastro se pierde hasta que en el año 1904 fue arrestada en Kansas City, donde poseía una tienda de tabaco bajo el nombre de L.P. Keele, por receptación de objetos robados.
Nunca, desde que supe de su existencia, he tenido la impresión de que Pearl Hart fuera una embarcación llevada a la deriva, ni mucho menos una víctima de las circunstancias. Desde el principio, y antes de conocer algo más sobre su vida, me llamó la atención como una mujer fiel a sí misma y al deseo que un día surgió desde su “yo” más auténtico: vivir al margen de la ley. Singular vocación, pero vocación, al fin y al cabo. De hecho, ella ha pasado a la historia del Oeste americano y a la cultura popular como la primera mujer que, sin ningún género de dudas, asaltó una diligencia o, al menos, parafraseando lo dicho por Edmund Hillary tras su descenso de la cumbre del Everest, la primera en hacerlo y salir viva.
Tras el nuevo arresto de Pearl nada seguro se vuelve a saber sobre ella. Hay quien dice que en 1940 vivía en Arizona, casada de nuevo, bajo un nombre diferente. A partir de ahí, algunas versiones datan su muerte en 1952, en San Francisco, y otras en 1956, en Dripping Springs, Arizona. No es de extrañar que su corazón de forajida quisiera salir de la historia como había vivido, ocultando sus huellas.
Créditos:
https://en.wikipedia.org/wiki/Pearl_Hart
Fotos:
By Unknown photographer – Historian Insight, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=54702610
By Unknown author – "An Arizona Episode". Cosmopolitan 27: 673-677. May-October 1899.Electronic copy via Google Books [1]., Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6658390
Últimos comentarios