Archivo de octubre 2015

VER MÁS ALLÁ DESDE AQUÍ

Resulta intuitivo pensar que los cuerpos caen más deprisa cuanto más pesan y, de hecho, así se creyó durante muchos siglos. Lo cierto es que hasta hace muy poco nuestra experiencia se ha reducido a lo que tiene lugar dentro de la atmósfera y la resistencia del aire influye decisivamente en la caída de los objetos en función de su forma.

Sin embargo un hombre del s. XVI fue capaz de ver más allá y ayudó a la humanidad a entrar en la era de lo que hoy entendemos por Ciencia.

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La ciudad de pisa sufrió un terremoto y Galileo, que se encontraba en ese momento en el interior de la Catedral de Pisa, reparó en que todas las lámparas que colgaban a la misma distancia del techo tardaban el mismo tiempo en completar una oscilación, de lado a lado del templo, independientemente de su peso.

Se dio cuenta de que, en el fondo, la oscilación de un péndulo podía asimilarse a la trayectoria de una bola que desciende y luego asciende por dos planos inclinados enfrentados entre sí.

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Este planteamiento estaba ya muy próximo al problema de la velocidad de caída de los graves; la inclinación del plano tan sólo retardaba la caída de los objetos (que, con la tecnología de la época, resultaba casi imposible de medir si aquélla era vertical, por su velocidad), pero más allá de eso – y del rozamiento – no alteraba los efectos del campo gravitatorio sobre aquéllos; si el período de oscilación de las lámparas no dependía de su peso, la velocidad de descenso de dos cuerpos a lo largo de un plano inclinado tampoco y, por tanto, la rapidez con que caía un grave no dependía de su peso, en contra de lo que se había creído hasta entonces.

Galileo experimentó con bolas de distintos pesos sobre diferentes planos inclinados, trató de minimizar el efecto del rozamiento pulimentando lo mejor posible las superficies en contacto y confirmó con suficiente aproximación que la velocidad de caída de un cuerpo es independiente de su peso.

Ya en pleno s. XX el comandante David Scott, durante una misión del
Apolo 15, dejó caer un martillo y una pluma en la Luna a la vista de toda la humanidad:

Supongo que este experimento fue, más que otra cosa, un homenaje al sabio renacentista que supo ver más allá sin salir de aquí.

Un día un amigo me hizo ver que en la Ciencia, al menos tan importante como el descubrimiento histórico es el descubrimiento personal y desde entonces así lo creo a pies juntillas con absoluta fe científica. Cinco siglos después de Galileo nosotros también podemos ver más allá sin salir de aquí y comprobar que todos los cuerpos caen a la misma velocidad independientemente de su peso. Hace falta un libro y una hoja de papel cuyas dimensiones no excedan de las de las tapas del libro.

Para irnos poniendo en situación en cuanto al estado de la ciencia antes de Galileo, se sujetan el libro y la hoja, cada uno con una mano, se ponen los brazos en cruz y se dejan caer ambos objetos al mismo tiempo. ¿Qué sucede? Lo que todos ya sabemos.

A continuación, situamos la hoja debajo del libro, sin que sobresalga, y los soltamos. ¿Qué pasa ahora? También es bastante intuitivo, ¿no?

Ahora, quien piense que el peso del libro ha podido arrastrar al papel, que haga lo contrario, que ponga la hoja encima de la tapa superior del libro y que los deje caer. ¿Qué ocurre ahora? ¿Por qué?

Si alguien duda de la razón de este fenómeno, la solución está al final. ¡Que aproveche!

Fuente: Futurelearn.com; ¡Gravity! From black holes to big bang.

Fotos:

viajesfotos.com

Laplace.us.es

El libro protege a la hoja de papel del flujo de aire que genera la caída y, sí, sin la resistencia del aire ambos caen a la misma velocidad. Me alegro de no haber perdido aún la capacidad de maravillarme, no sé si con la Física o con la simplicidad.

Por cierto, ¿qué pasa si se deja caer un taco de hojas de papel sin encuadernar…?

POLÍTICA Y NEGOCIOS, NEGOCIOS Y POLÍTICA

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En su artículo “El padrino y las teorías del estado y del derecho” –

https://presnolinera.wordpress.com/2015/10/15/el-padrino-y-las-teorias-del-estado-y-del-derecho/ – el Profesor Miguel Presno desentierra una cuestión de honda raigambre en la Teoría del Estado y del Derecho; las razones de “la obligatoriedad del cumplimiento de las normas que emanan de los poderes públicos y si son diferentes a las que puede dictar una organización mafiosa”. Tras referirse a diferentes aproximaciones al problema y poner de manifiesto lo inseguro de los criterios utilizados para distinguir el poder normativo del Estado del que emana, por ejemplo, de la organización criminal de la familia Corleone, recalará en un punto de vista práctico de aceptación bastante amplia hoy en día:

La clave radica en suponer que el ordenamiento estatal es válido cuando, en su conjunto, es eficaz; es decir, cuando excluye la vigencia de otro entramado jurídico. Así, podemos suponer que el ordenamiento es válido y, por tanto, es obligado cumplir sus normas cuando es efectivo (…).El conjunto del ordenamiento estatal, la “legalidad”, encuentra así su fuente de “legitimidad”; la razón por la que debe ser obedecido. Ahora bien, la trama vuelve a complicarse y nos resulta muy inquietante cuando, como ocurre en la ficción de El Padrino pero también en no pocas ocasiones en nuestra realidad, esa legalidad no está al servicio de la libertad, la igualdad, la justicia o el pluralismo, sino que puede “comprarse” con dinero o con influencias, como se refleja en la conversación entre el senador Pat Geary y Michael Corleone, donde el primero condiciona la obtención de la licencia para un casino en Las Vegas, cuyo coste es de 20.000 dólares, al pago de 250.000 dólares y el 5% de las ganancias de los hoteles que explota en el estado de Nevada la “familia Corleone”. El no va más de esta preocupante analogía lo ejemplifica el propio Michael Corleone cuando, en otra escena, sentencia: “la política y el crimen son lo mismo”. Resulta, o tendría que resultar, obvio que es una afirmación disparatada pero, y eso debería preocuparnos, parece que cada vez hay menos gente que la considere una exageración, a lo que no debe resultar ajeno el hecho de que más de un cargo público considere, parafraseando de nuevo a Michael Corleone, que el ejercicio de sus funciones “no es política, sólo negocios”.

Recojo el guante de dar entrada a la realidad social en el análisis del fenómeno jurídico para tratar de seguir un poco adelante con la reflexión del autor.

Nancy Fraser, profesora de Filosofía y Política en la New School for Social Research realizó una ponencia en un seminario celebrado en en 2012 en Berlín titulado “Rethinking Capitalist Crisis”, donde vinculaba los problemas derivados de la crisis actual con la lógica del neoliberalismo.

(en inglés y alemán)

Si atendemos a la idea expuesta a partir del minuto 7,40 de su intervención, veremos que las afirmaciones acerca de política y crimen o política y negocio que parecen perturbar a Presno, no es que a muchos ya no les parezcan disparatadas, sino que viajan a bordo de un tren de alta velocidad camino de su legitimación ideológica.

Como puede verse, Fraser halla la dinámica que denomina “mercantilización ficticia” (fictitious commodification) en la raíz de la crisis. Tal dinámica consiste en el intento de mercantilizar todos los elementos que operan como presupuestos (preconditions) de la producción de los verdaderos bienes y servicios, entregándolos a las fuerzas de unos mercados que se dicen “autoregulados”; los presupuestos citados por aquélla son la fuerza de trabajo, la naturaleza (en la que, supongo, incluye la energía) y el dinero, pero creo que podría añadirse sin dificultad el conjunto de realizaciones y logros que la sociedad en su conjunto ha ido poniendo a disposición de todos a lo largo del tiempo incluyendo, singularmente, la organización social y jurídica.

Entonces, ¿de qué extrañarse ante afirmaciones como las señaladas por Presno en su artículo? Es cierto que cada vez con mayor intensidad se viene considerando que todos y cada uno de esos elementos subyacentes que operan como presupuestos de la producción son también bienes sometidos a las reglas del mercado, es decir, que se compran y se venden. Desde esa posición ideológica (aunque muchos de quienes la sostienen piensen que ellos no tienen ideología, que ya sólo en algunos países queda ideología, y así les va…) es coherente terminar por pensar que la política, como todo lo que se compra y se vende (es decir, como “todo”), es sólo un negocio más. Que vamos por ese camino muchos lo vienen demostrando hace tiempo, no sólo desde la corrupción, en los casos más graves, sino desde la falta de empatía hacia quienes tienen menos poder; estoy seguro de que el sonoro “¡que se jodan!” o el despectivo “como si tienen que irse a Finlandia” con que nos atragantaron hace no tanto siguen sonando en los oídos de muchos.

La reacción química funciona en dos sentidos y en ambos es igual de peligrosa, porque la consideración del orden político como un producto de mercado supone la disolución de la política en los negocios, pero, a la vez, la disolución de los negocios en la política, es decir, que el gran poder económico se convierta completamente en una carta de naturaleza que permita a su minoría de poseedores decidir sobre cuanto afecta a toda la comunidad y, en última instancia, sobre el destino de los otros.

Por tanto, si ese es el camino que llevamos, pienso que nadie debe tener dudas de que no sólo nos dirigimos hacia el vaciamiento constitucional, sino de que, desde la más pulcra justificación ideológica y en nombre de la libertad de comprar y vender, acabarán quebrando el espinazo moral de nuestra sociedad, si es que aún queda algo de él. Menos mal que todo lo que no es sostenible acaba por hacerse el hara-kiri con su propia absurdez o su propia insidia.

 

Foto: vavel.com

ESE OTRO «NACIONALISMO» QUE NOS SEPARA

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Empezaron por prohibir a los judíos compartir los mismos espacios que los arios, así que, pasado un tiempo, un judío y un ario ya no podían ser amigos, porque no tenían nada en común. Finalmente, como se habían convertido en desconocidos, cuando empezaron a llevarse a los judíos a los campos de concentración muchos arios pensaron que algo malo habrían hecho”.

Este es el resumen dramatizado que me hicieron hace algún tiempo del proceso que culminó en el genocidio de los judíos en la Alemania nazi. El tema surgió al hilo de una conversación sobre el nacionalismo en Cataluña, porque en el nacionalismo muchos ven el mismo sustrato del totalitarismo: la negación de un espacio común, más allá de las diferencias entre los individuos, y es cierto que, en los casos más extremos, el “otro” puede llegar a ser tan ajeno que incluso se pierda de vista su condición humana.

Sin embargo, creo que la situación de Cataluña sólo es un síntoma más que expresa, y a veces por su impacto eclipsa, un proceso más profundo y generalizado que consiste en el progresivo estrangulamiento de ese espacio común ciudadano y que pone de manifiesto el agotamiento de nuestro actual modelo político, social y económico. Estoy convencido de que el “fundamentalismo nacionalista” es sólo uno de tantos agresores de dicho espacio colectivo – https://escritodesdelastripas.wordpress.com/2014/04/12/la-secesion-como-sintoma-de-todos/ -.

La tasa AROPE (“At Risk Of Poverty or social Exclusión”) es uno de los indicadores de la estrategia Europa 2020 de la Unión Europea. Combina tres conceptos: el riesgo de pobreza, la carencia material y la baja intensidad en el empleo. Se define como aquella población que está al menos en alguna de estas tres situaciones. En España la mide el Instituto Nacional de Estadística – http://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INESeccion_C&cid=1259941637944&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios/PYSLayout . De su última actualización se desprende que dicha tasa se situó en España en un 29,2% en 2014, con un repunte del 1,9% (790.801 personas con cara y ojos) respecto de 2013 – http://www.20minutos.es/noticia/2579829/0/arope/maximos-pobreza-espanoles/2014/ -. Paralelamente, la brecha entre las retribuciones de los directivos y administradores de las empresas del Ibex 35 y las del común de los trabajadores ha aumentado en el mismo período – http://cincodias.com/cincodias/2015/08/23/empresas/1440353141_811224.html -.

Creo que merece la pena dedicar unos minutos a la ponencia que hizo Michel Sandel para Ted Talks en relación con este fenómeno (en inglés con subtítulos en castellano):

Sus palabras reflejan respecto de la desigualdad social la misma preocupación que a muchos inspira el nacionalismo: de proseguir la tendencia actual, la sociedad únicamente estará dividida en dos clases de personas que no irán a curarse a los mismos sitios, ni a aprender a los mismos centros, que no pisarán las mismas zonas de las ciudades ni respirarán el mismo aire; no tendrán nada en común. Pero la democracia, reflexiona Sandel, requiere la disponibilidad de un cierto espacio común a todos y las desigualdades económicas, más allá de un cierto límite, levantan una barrera que impide cualquier clase de encuentro entre las personas.

Es cierto que las leyes raciales de Hitler comenzaron su siniestro rodaje prohibiendo a los judíos pasear por los mismos parques que los arios; la supresión del espacio físico va de la mano con la del espacio político y ambas pueden acabar en la de la propia persona. Volviendo al caso de la desigualdad económica, en un mundo dividido entre ricos y pobres, ¿quién duda de que muchos ricos pensarían que todos esos extraños “algo habrán hecho” para merecer su pobreza? Por desgracia ya no es infrecuente escuchar voces que apuntan en esa dirección; ya hay quien defiende la aplicación de impuestos regresivos para incentivar un mayor esfuerzo en el trabajo con el fin de tributar menos, como si el trabajo colgara de los árboles y como si ser pagado con cicatería fuera una elección del desfavorecido.

La existencia de un espacio – físico, político y social – común como lugar de encuentro de los ciudadanos es un elemento fundamental de la democracia, pero a la vez aquél sólo puede ser el fruto de ésta. Por eso, si en España queremos darnos una mínima oportunidad – que no certeza – de convivencia no basta con tratar de suprimir el secesionismo o cualquier otro síntoma de agotamiento de nuestro actual marco de convivencia legislando «contra el enemigo» – https://escritodesdelastripas.wordpress.com/2015/02/06/prontuario-para-deteccion-de-iniquidades-y-atropellos/ – , sino que es necesario emprender el camino de la renovación de éste mediante la regeneración democrática.

Tomo prestadas las palabras del Profesor de Derecho Constitucional Miguel Ángel Presno Linera, “invitado” ocasional de este blog – https://presnolinera.wordpress.com/2015/09/23/normas-y-formas-para-la-regeneracion-democratica/ -:

En mi opinión, la regeneración democrática significa mucho más que luchar contra la corrupción; exige también limitar las “inmunidades del poder” y propiciar que el pueblo gobernado sea, en la mayor medida posible, pueblo gobernante. Para ello haría falta, entre otras cosas, garantizar la transparencia institucional, promover lacontrademocracia y asegurar una representación realmente representativa.

En lo que a la transprencia se refiere, la Ley vigente (19/2013) deja mucho que desear: el acceso no es parte del derecho fundamental a recibir información, prevé múltiples y muy genéricos motivos de denegación, configura un silencio negativo, no exige lo necesario a los obligados, como, por ejemplo, el conocimiento de sus agendas (reunión Fernández Díaz/Rato),… Además, se mantiene la opacidad en otras normas, como la de financiación de partidos, los reglamentos parlamentarios (prevén sesiones y votaciones secretas) o la Ley de secretos oficiales (podrán ser declaradas «materias clasificadas» los asuntos, actos, documentos, informaciones, datos y objetos cuyo conocimiento por personas no autorizadas pueda dañar o poner en riesgo la seguridad y defensa del Estado)… Por si fuera poco, el sistema vigente obstaculiza el debate público y el control parlamentario: se abusa delDecreto-Ley, en el Congreso de los Diputados la mayoría debe admitir la creación de las comisiones de investigación y las comparecencias de miembros del Gobierno,…

Por lo que respecta a la contrademocracia ciudadana o contrapoder articulado a partir de los movimientos sociales, que sirva para mantener las exigencias de servicio al interés general por parte de las instituciones, hay que recordar las carencias en materia de iniciativa legislativa popular, referendos, propuesta de reforma constitucional,…

No conozco otra forma duradera de estar juntos que no sea el “yo gano, tú ganas” (aunque cada uno ganemos menos de lo que nos gustaría). Pretender auparse permanentemente sobre las cabezas de los demás es como vivir sentado sobre bayonetas.

 

Fuentes: http://matemolivares.blogia.com/2014/052702-arope-indicador-de-riesgo-de-pobreza-o-exclusion-social-en-aumento-en-espana..php

Foto: Taringa.com


Una frase:

"El tiempo es lo que impide que todo suceda de golpe."

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