Si decimos de alguien que se dedica a enriquecerse a costa de los errores de los demás y resulta que es fabricante de gomas de borrar, ¿estamos faltando a la verdad?
¿Qué voz es más mentirosa, la que deja constancia de la verdad o la que refleja la realidad?
¿Puede algo que no ha ocurrido nunca ni ocurrirá jamás ser más real que lo que se repite día tras día?
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